jueves, 13 de octubre de 2011

Estoy Bien, tengo Paz... un año después


Hoy me Dios me llevo a II Reyes 4:8-37:  Es la historia de una mujer sunamita la cual le dio hospedaje a Eliseo y su siervo, Giezi, en su casa. Eliseo quiere agradecerle por haberlos hospedado, y le pide a Giezi que le pregunte a esta mujer que desea. Después de discutir barias opciones el siervo contesta “… He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.” Eliseo, entonces le pide a Giezi que llame a esta mujer. Cuando ella esta parada en la puerta, el le dice: “El año que viene, por este tiempo, abrazaras a un hijo…”  Se lo que paso por su mente, por su corazón. Finalmente la oración de tanto tiempo contestada… Sin embargo su respuesta fue: “… No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla a tu sierva.” También se lo que esto significa. Cuando mi oración fue contestada no lo creí, no me sentí digna de que Dios contestara mis oraciones. No podía negar la emoción de mi corazón , pero al mismo tiempo no podía ser real… Eso se llama incredulidad. 
Dios contesta oraciones no por quien yo soy, sino por su grande e infinita misericordia. Nunca seré merecedora o digna de todo lo que El me da, pero su gracia es tan grande que aun así decide dármelo.
La historia continua: La mujer concibió y el niño nació, solo puedo recordar las ilusiones, las expectativas, el enorme deseo de tener a mi bebé en mis brazos, de ver a Alfredo con su hijo en brazos. El deseo de escuchar su llanto, la palabra mamá salir de sus labios por primera vez. Pero su hijo murió, en sus rodillas.  Recuerdo cuantas veces me arrodille para pedir por mi bebé, y aun así, sin importar cuanto tiempo pase en mis rodillas orando por mi bebe, mi bebé murió. 
Ella va a buscar al varón de Dios, y su esposo le pregunta porque, ella simplemente respondió “paz”. Ella pudo responder que iba para que el varón de Dios resucitara a su hijo, pero ella solo contesto paz. Últimamente por medio de Elías, Dios resucitó al niño, pero la mujer sabia que su paz estaría al encontrar al hombre de Dios.  Cuando mi bebé murió, lo único que me dio paz fue buscarle. Ella buscaba Eliseo, pero la idea aquí es clara: Al igual que Ella, yo busque a el Hijo de Dios, Jesús. Sabiendo que solo cuando le encontrara, solo entones encontraría paz.  En Lucas 24:36 Jesús les dice a sus discípulos “Paz a vosotros” cuando se puso en medio de ellos. Jesús no les estaba diciendo que El les daría paz, Jesús les estaba diciendo que El era la paz y que ahora la paz estaba con ellos porque El, Jesús, estaba allí. Solo encuentro paz cuando veo a Jesús en toda situación, por mas mala que sea. 
Cuando llego ella a donde estaba Eliseo, Eliseo le pide a su criado que le preguntara “¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido y a tu hijo?” la respuesta de la mujer fue: “Bien”… ¿Por qué? … Ella no estaba bien, su esposo tampoco, y su hijo estaba muerto. Yo se lo que ella sentía; yo también vi a mi esposo llorar por nuestro hijo… ¿Por qué dijo que estaba bien?... Por la misma razón que yo ahora digo “Bien, estoy bien” porque al buscarlo, lo encontró. Ella finalmente había llegado a el lugar donde el varón de Dios se encontraba. Yo finalmente llegue a el lugar donde Jesús me quería, a ese lugar donde lo podía ver como nunca lo vi antes. Al llegar allí, supe que tenia paz y que estaba bien. 
Verso 30 dice: “Y dijo la madre del niño: Vive Jehová y vive tu alma, que no te dejaré.” Esa fue la razón por la cual mi bebe murió. Esa es la razón por la cual Dios supo que lo mejor para mi no era tener a mi bebe en mis brazos, sino que por medio de esto,  llevarme a un punto en mi vida en que con toda mi alma le dijera… NO TE DEJARE… no importa que pase, no importa que venga, yo no te dejara, no puedo sin ti. 
Como dije anteriormente, el hijo de la sunamita resucito. Igual que mi hijo. Cuando vi a Jesús, deje que El fuese mi paz, mi bien, entonces me di cuenta que mi hijo no esta muerto, sino vivo, al lado de su Padre celestial. 
Ese es el propósito del dolor, darme cuenta quien soy yo, y quien es El. Darme cuenta que sin El nada puedo hacer. Darme cuenta que soy una vil, e inútil pecadora, que no se hacer nada mas que pecar. Pero que por Su sangre soy limpia, y que en Jesús, solo en Jesús, Dios me ve como justificada, sin culpa.
Toda persona que ha pasado por pruebas, algún tipo de dolor, me puede entender. No necesariamente perdieron un hijo, el motivo que causo el dolor pudo ser muy diferente. Pero al final todos llegamos a sentir lo mismo, algo que es indescriptible en palabras, pero que se apodera de todo nuestro cuerpo y hace imposible llevar una vida “normal”, te cambia por completo, tu corazón ya no es el mismo, ya no vez igual, ya no sientes igual, ya no escuchas igual. Pero al igual que la mujer sunamita, esto nos puede llevar a Jesús. Ya no sentiremos como nosotros pero como El: No llevaremos una vida normal, llevaremos una vida para, con, y por El. Nuestro corazón ya no será el mismo porque El nos dará un corazón nuevo, un corazón de carne (Ez. 36:26). Ya no veremos, oiremos como nosotros, sino que todo lo veremos a través de Sus ojos y todo lo escucharemos a través de Sus oídos… Solo si le buscamos y no lo dejamos. 
     Esto lo escribí unas semanas después que Dios se llevo a mi primer bebé al cielo a estar con el. Ocho meses mas tarde, Dios se llevo a mi segundo bebé a estar con El... ¡Creo que le gustan mucho mis bebés!... este 18 de octubre será un año desde que todo comenzó. Lo único que puedo decir es ¡gracias Dios!    "Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. El, pues, acabará lo que ha determinado de mí;Y muchas cosas como estas hay en él." Job 23:13-14. El propósito de Dios en mi vida, no es mi comodidad, sino el de hacerme más parecida a su Hijo cada día, el de moldearme, el de tener una intima relación con migo. Si no hubiese sido por los acontecimientos de este año quizás yo nunca hubiera visto esto,sin embargo, en su infinita gracia y misericordia, a pesar que me ama tal y como soy,  me ama mucho mas de lo que puedo imaginar como para dejarme de esa forma. El propósito de Dios en mi vida, que su luz brille a través de mi como solo el oro puro puede brillar... "Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro." Job 23:10