lunes, 25 de junio de 2012

Piedra de Recuerdo


Hace algunos meses, mientras hacia el estudio de Cree a Dios, pedí a mi Señor que me mostrara su gloria, que quería ver lo grande que es. Después de mi oración seguí mi día como cualquier otro. Recuerdo que Alfredo y yo salimos, al regresar por la noche en medio del cielo oscuro estaba una enorme luna llena. No se veía blanca o gris, sino que brillaba de una forma especial que la hacia parecer de oro. En ese momento Isaías 40: 12 vino a mi mente: ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?. Mis ojos se abrieron, mis ojos espirituales fueron abiertos mas de lo que jamas podré explicar. Mi oración fue contestada en ese momento. Al ver la inmensidad y la belleza de esa luna, mi Señor susurro a mi oído y me dijo: Hija, en la palma de mi mano mido el universo entero, incluyendo esa luna, y todavía tengo una mano libre... ¿Que me dejaras hacer con ella? No puedo explicarlo, pero vi su grandeza, vi su gloria. Me sentí como la cosa mas insignificante de esta tierra. Supe que soy amada, redimida, perdonada por Jehová mi Dios. Aun hasta hoy me siento llena, mi copa esta rebosante. Aun no puedo contener las lagrimas al recordar ese día, ese momento. Llore, mi mente limitada no podía y no puede aun comprender lo que me mostró. A pesar de que en su gracia me mostró su grandeza, se que simplemente fue una parte de quien es El. Le agradecí a mi Señor por tener misericordia de su sierva y mostrarme su grandeza. No podía dejar de pensar “¡y sabe quien soy! mi Señor es grande, majestuoso, sin embargo aun se preocupa de mi, sabe mis salidas y entradas. Me conoce por nombre, me tiene esculpida en la palma de su mano”. Cuando mi animo baja, recuerdo ese día, en ese día puse una piedra para no olvidarlo nunca. Por eso lo comparto con ustedes, para que en los años por venir allá un recuerdo de ese día. Mi espíritu se renueva, mi copa rebosa, y nuevamente tengo fuerza para seguir. Se que sirvo a el único Dios vivo, Jehová de los ejércitos, el mismo de ayer, hoy y por los siglos.  
¿Que me dejaras hacer con ella? esa pregunta la contesto día a día, muchas veces segundo a segundo. No puedo decir que siempre me pongo es su mano y lo dejo moldearme como el alfarero moldea el barro. Pero aun después de caer, se que el es fiel y justo para perdonar. Al recordar que el conoce mi condición, y recuerda que soy polvo, decido creer a Dios, mi Señor, y vuelvo a su mano para que me moldee como solo el sabe hacer. 
KB Carrasco
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