lunes, 3 de diciembre de 2012

Ama Más...


     Nada me da mejor perspectiva que quien en realidad soy y lo que fui, que cuando con mis propios pies, y sabiendo bien lo que hago, nuevamente me rindo ante la seducción del pecado. Estudiando sobre la vida de David he encontrado a Saul, un hombre impredecible, quien confió en el Señor, sin embargo por x o y, en un momento de su vida decidió hacer lo que mejor le parecía y desobedeció a Jehová. Desde entonces su vida fue de mal en peor. Hasta que en una batalla perdió la vida junto con la de sus hijos. Me pregunto si lo vio venir. Si en algún momento, en la mitad del camino, se detuvo y vio el camino que estaba tomando su vida y sin importarle decidió seguir. O tal vez, el poder del pecado en su vida fue tan grande que aunque halla querido detenerlo, no pudo. Al final del día, algo que he encontrado en mi propio caminar es que la raíz de todo pecado es el orgullo. El pensar que yo se más y mejor, y que aunque hay consecuencias yo no las tendré, o yo soy mas fuerte y no “caeré” como los demás. Para ser sincera, hay momentos en los que me parezco mas a Saul que a David. Sin embargo, fue David quien escribió estas palabras : 
He aquí, en maldad he sido formando, y en pecado me concibió mi madre.
Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré mas blanco que la nieve.
Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mi.
No me eches delante de ti, y no quieres de mi tu santo Espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. 
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. 
los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciaras tu, oh Dios. 
Salmo 51: 5, 7, 10-12, 16 y 17
David también supo quien era, al igual que Saul, tubo sus altas y sus bajas. Creo que la diferencia entre Saul y David esta en que David admitió su pecado, y en humildad regreso a su Señor con un corazón contrito, sin excusas y arrepentido. 
Aquí es donde entro yo, decido tomar el camino que tomo Saul o el que tomo David. Y es aquí, cuando ante la presencia de mi Señor, puedo entender lo que el quiso decir cuando hablando con Simon, el fariseo, se refirió a la mujer pecadora quien “estando detrás de el a sus pies, llorando, comenzó a regar con lagrimas sus pies, y los enjuagaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.” Lc 7:38. “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados porque amó mucho; mas a quien se le perdona poco, poco ama” Lucas 7:47
Estoy convencida de que ninguno de nosotros puede decir que tiene pocos pecados que necesitan ser perdonados. El punto esta en que tan conscientes estamos de nuestros pecados. Cuando nos comparamos con una persona que en nuestro punto de vista esta “peor” que nosotros puede ser que salgamos ganando. Pero Dios no nos pide que nos comparemos con alguien mas, sino con el mismo. Y es allí, cuando frente a El confesamos nuestro pecado nos damos cuenta que nos ha perdonado mucho, y cuando vemos lo mucho que nos perdona, inevitablemente, le amamos mas. Estoy aquí para decir, que mientras pasa el tiempo, mas me doy cuenta que soy de los pecadores la primera. Que solo por su gran amor, por su gracia y misericordia puedo estar hoy aquí y decirles que Cristo vino a salvarnos a los pecadores. Es por eso que puede ahora decir que estoy enamorada de mi Cristo, y que mientras más tiempo pasa, mi amor por el crece mas. Nadie jamas podría amarme como El me ama. y por eso estoy aquí, porque estoy aprendiendo a amar mas.